En la antigua Roma, sólo las casas nobles tenían retretes y todo el mundo utilizaba los baños públicos, siguiendo unas normas higiénicas que a menudo resultaban un tanto nauseabundas.
En la antigua Roma, sólo las casas nobles tenían retretes y todo el mundo utilizaba los baños públicos, siguiendo unas normas higiénicas que a menudo resultaban un tanto nauseabundas.